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Un paseo por las calles de Jarandilla, permite al viajero apreciar todos vestigios que nuestros antepasados dejaron en esta tierra.
Jarandilla de la Vera se ha visto influida a lo largo de los siglos por el ir y venir de muchos pueblos que en sus asentamientos han dejado valiosas muestras de su cultura, religión y así como de sus costumbres.
Durante la época prerromana, Jarandilla formaba parte de la Lusitania (concretamente pertenecía a Vetonia). Sus habitantes dejaron numerosos vestigios de su vida en la zona, que a día de hoy se pueden apreciar en los indicios de castros celtíberos encontrados; las pinturas rupestres; los sepulcros antropoides; las cerámicas; o los grabados.
Conocida por el nombre romano "Municipium Flavium Vivertorum", Jarandilla posee abundantes influencias de la cultura romana como la necrópolis de "La Berrocosa"; puentes de medio punto y sillares de granito que se pueden obsesrvar en las gargantas Jaranda y Jarandilleja; restos de restos de calzadas y la villa romana; túmulos funerarios; así como numerosas inscripciones latinas.
A pesar de que los visigodos no dejaron huellas destacadas durante su presencia en la alta Extremadura, su influencia más notable que aún perdura es la pila bautismal con la cruz gamada o esvástica que se encuentra en la antigua fortaleza Templaria, hoy iglesia de Santa Mª de la Torre.
Fueron los musulmanes quienes acuñaron el nombre de "Xarandiella", y la influencia de esta cultura es muy importante para la comarca de La Vera. Se pueden apreciar muestras del arte mudéjar en algunos rincones del casco antiguo de Jarandilla; como el sistema de riego de las plantaciones; muchos de los nombres de los habitantes del pueblo; o el alfiz de las portadas de la iglesia parroquial.
Con la expulsión definitiva de los árabes por Alfonso VII (comienzos del siglo XIII), los pueblos de La Vera y otras comarcas forman el alfoz de la ciudad de Plasencia, a la que el rey concede jurisdicción y amplios poderes de gobierno sobre los pueblos de estas comarcas.
Durante muchos años, este extenso territorio se conocía como Plasencia y su tierra. Este mismo rey, Alfonso VIII, concede a Jarandilla el título de Villa Realenga. A mediados del siglo XIV, Enrique II entrega a Jarandilla, como señorío, al Maestre de la orden de Santiago, don García Álvarez de Toledo, a cambio de la renuncia al Maestrazgo de la Orden. A finales del siglo XVII, por concesión del rey Carlos II, el Señorío de Jarandilla se transforma en Marquesado.

La Casa Rural se encuentra en pleno casco histórico de Jarandilla, lo que permite un acceso cómodo y un desplazamiento rápido a cualquier punto de interés del pueblo sin tener que utilizar el coche. A un paso de todo tipo de monumentos, iglesias, fortalezas, lugares singulares y de interés, cafés, pastelerías, restaurantes, terrazas, zonas para tomar una tapa, monumentos, mercadillos, comercios, gargantas naturales donde darse un chapuzón...
El viajero sólo necesita un calzado cómodo y cámara de fotos para descubrir y fotografiar los rincones más bonitos e insólitos de este pueblo que es crisol de culturas.